lunes, 30 de julio de 2012

Crepusculario: “Mi alma es un carrousel vacío en el crepúsculo.” P. Neruda

El hablante lírico se detiene en un momento de su vida para analizarla, y llegar a ciertas conclusiones que para el caso radican en que en determinada etapa de su vida se encuentra solo. Esta apreciación se caracteriza a través de los tres conceptos temáticos: el alma, el carrousel y el crepúsculo; palabras recurrentes en la literatura que apuntan a determinadas ideas.
“Mi alma es un carrousel vacío en el crepúsculo.”
El poema en sí es una metáfora. Esa se puede abordar desde un punto de vista literario y uno filosófico. Literariamente una metáfora consiste en trasladar el significado de un objeto a otro con el cual el poeta establece imaginativamente una semejanza (basado en la definición de la Real Academia Española). Filosóficamente se refiere al sentido que le damos a estos conceptos, trascendiendo la literatura para formar parte del análisis de la vida cotidiana. Dentro de este poema, ambos puntos de vista se encuentran fusionados a fin de fomentar una reflexión del hablante respecto de su vida y para invitar al lector también a pensar acerca de ésta y de la propia.

El alma, primer concepto importante, puede ser definido como el principio vital de todo ser (concepción de la cultura griega que se relaciona con la visión aristotélica del alma). Dentro del contexto del poema juega el rol de dar un sentido de permanencia más allá de lo material; nos lleva a un ámbito espiritual, a la esencia del hablante, que deja su forma netamente material para trascender la idea y expresarnos cómo “es” su alma, lo que le da la vida animada (ánima).
El concepto de “carrousel”, representa un sentido de circularidad, el sentido cíclico de una vida con etapas definidas (niñez, adolescencia, adultez-madurez, vejez) ¿Qué relación hay entre esto y lo que desea expresar el hablante?
Este ciclo de vida no es un círculo inmóvil: el hablante usa específicamente al carrousel para dar un sentido lúdico al ciclo de vida. Al referirse a este juego, que generalmente considera a una o más personas montando los caballos del carrousel, éste en especial tiene una característica: se encuentra vacío. Se deja entrever que el hablante ha estado dispuesto a asumir el juego; a asumir lo que la vida le ha ofrecido; sin embargo, en un determinado momento de su existencia, cuando se le vienen encima varios cambios, fundamentalmente la pérdida de las posibilidades de juventud, se detiene para mirar hacia atrás y debe reconocerse como solo en el mundo. La esencia del hablante es un juego solitario, un “carrousel vacío” al que nadie se sube, o si algún día se subieron, se bajaron.
Las etapas de la vida del hombre se han relacionado con las estaciones del año y las horas del día. El crepúsculo, que es el tema principal de la obra, es la etapa previamente anterior al anochecer; simbólicamente esta metáfora de un verso representa el término de la adultez. ¿Qué viene luego de la adultez? La caída del sol, que se pierde en la vejez.
Al leer el poemario Crepusculario podemos considerar sus temáticas como un viaje de vida, desde el Sol de Helios, hasta el Final, al anochecer. En este poema específico hacemos un alto en el giro del carrousel para abarcarnos en un momento de reflexión, ¿qué relación existe entre estos tres conceptos y la vida que lleven a esta conclusión?
Los conceptos de alma y carrousel a primera vista parecen ser contradictorios, como una antítesis semántica entre la profundidad del alma y un juego superficial; bien, en este poema son perfectamente análogos. El alma, que es un “carrousel serio”, es un alma que se atrevió a participar en el juego de la vida, pero en este juego nadie se subió o con el tiempo se aburrieron o maduraron, y este juego de niños ya no presentaba algo de importancia para sus vidas ocupadas en el trabajo y el consumo. Con el tiempo y la llegada de la vejez crepuscular, el carrousel no sirve, como un anciano en una sociedad joven que ya no puede hacer lo que hacía, no es competente en el mercado, y se deja solo y vacío. El alma y el crepúsculo nos presentan el sentido de la vida, del viaje, del camino, del recorrido que está presente; esa alma (dejando el sentido material de la vejez) va hacia su fin dado por el tiempo, se encamina al solitario final, la muerte. El carrousel en el crepúsculo se encuentra solo, sin nadie que se suba antes del anochecer, va así encaminado a la decadencia inexorable, con un hecho definitivo, directo y preciso, un verso solo verso que nos dice todo: el carrousel no gira hacia atrás. Caduca su uso como todo objeto de entretención, o más bien, como algo que ya no sirve, está solo, y puede estorbar. Nadie se preocupa por la superficialidad y el alma del carrousel.
Al estudiar el poema, al apreciar el verso metafórico y al apreciar sus conceptos, volvemos a una respuesta que nos da una reflexión de un verso: El alma del hablante está sola y vacía, y así se encamina al crepúsculo. Considerando la totalidad del poema se puede apreciar otro refuerzo para la idea, dado por el uso de la figura literaria de la imagen dentro de la metáfora: ¿Qué es más solitario que algo que está solo, cuando ha sido construido para ser usado comunitariamente, añadiendo que se acerca a la oscuridad, que borra las imágenes iluminadas por la luz del día? La misma idea de carrousel, que es la menos recurrente literariamente entre las tres, es la que concentra al lector en la imagen visual, en darle una imagen a un alma solitaria, que representa la reflexión del hablante en el momento que se acerca su anochecer.
Como se menciona en un principio, la metáfora puede ser vista desde dos puntos: el literario y el filosófico. Este complemento nos permite reforzar las ideas y abrir la reflexión del hablante y encauzarla con nuestra propia reflexión. Nos encontramos frente a figuras literarias, conceptos y analogías propias de un sentido literario en un análisis; estos definen el carácter del poema, parte de lo que desea decir, pero esto no siempre basta. En un poema que por ser corto puede ser considerado simple, bajo el sentido literario directo se nos presentan ideas que acotar. El sentido filosófico nos abre las puertas del poema para reflexionar acerca de la visión de la vida que se nos presenta, a la soledad y la pérdida, pero también nos deja pensar acerca de la forma en que vivimos. Nos deja pensar para reflexionar como queremos estar cuando llegue nuestro crepúsculo.
“Mi alma es un carrousel vacío en el crepúsculo.” Un verso lo dice todo. Nos encontramos con una segura aseveración del hablante (el uso de la palabra “es”, sabe lo que es) en un punto de la obra, una reflexión sincera, bajo un, al parecer, inofensivo poema corto.”Estoy pensando en el momento en el que llego a mi vejez y estoy solo; no logré que otro se montara en mi proyecto de vida, y cabalgáramos juntos al crepúsculo. Estoy llegando solo a viejo.” Se reduce a una línea. Pensemos en como la mayoría de las personas desean llegar a viejos: acompañados, puede ser en el campo, viejitos sentados viendo a sus nietos, recordando momentos juntos. Ahora me pregunto: ¿Qué verá un carrousel solitario? Es una reflexión pesimista en un momento de cambio, cerca del paso a una etapa decisiva. No puede volver, el carrousel gira solo, solo en un sentido, el sentido del reloj, que avanza en el sentido de la muerte. Ante todo para reflexionar sobre el sentido de su vida acercándose a la muerte no se necesita más que una metáfora, tres conceptos y conectores. Quien sabe usar bien las palabras, usa pocas; solo las necesarias y precisas para expresar lo que quiere. Así, el principal motor de su vida no “parece ser” sino que “es” un carrousel vacío en el crepúsculo. Es más que simbolismos, es el hablante mismo.
¿Qué le queda a un carrousel vacío al anochecer? Contar las vueltas que le quedan para parar en el fin.

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